Existen casualidades que no tienen más consecuencia que la de hacernos sonreír durante unos segundos y, hace un año, con Daisy Edgar-Jones, se dio una de ellas. Era 26 de abril y el link de Zoom programado para hacerle una entrevista por videollamada tenía por nombre el título de su nueva película, Twisters. Todavía quedaban unos meses para que la actriz estrenase el que se convertiría en el gran blockbuster sobre tornados del verano y, a falta de tráiler, sinopsis o imágenes oficiales, no quedaba otro remedio que hablar con ella de su carrera en general y de cómo había llegado al ojo del huracán.
Además, aunque estábamos obligados a centrar las preguntas en su próxima película, había un tema que no podía ser ignorado. Justo ese día, Normal People, la serie que la dio a conocer, cumplía cuatro años. Por supuesto, era algo de lo que queríamos charlar con ella.
"Paul me ha enviado una foto con un emoji de carita triste y ha sido como: 'Ay, no me lo puedo creer", dijo riendo al mencionárselo. Y es que tan solo cuatro años atrás –cinco ahora que escribimos esto–, ni su nombre ni el de su compañero Paul Mescal nos decían nada en absoluto. Hace tan solo cinco años, la historia que se convertiría en una de las mejores series del siglo XXI era un secreto a voces del mundo literario, un bestseller del New York Times escrito por Sally Rooney que Hulu y la BBC habían decidido adaptar en formato miniserie con Lenny Abrahamson (La habitación) y Hettie Macdonald (Doctor Who) como directores, la propia autora como parte del equipo de guion y dos jóvenes desconocidos para dar vida a Connell y Marianne.
Su éxito fue inmediato y así lo demostró la temporada de premios, con BAFTA a mejor actor protagonista para Mescal incluido. Era 2020, estábamos en plena cuarentena y poco tardamos en empezar a hablar de un clásico moderno instantáneo mientras sus protagonistas se convertían, de la noche a la mañana, desde su casa y casi sin ser conscientes de ello, en las nuevas estrellas de un Hollywood no tan lejano. Connell, Marianne y toda la gente normal Rooney supo lo que hacía cuando tecleó en su ordenador las dos palabras que pusieron título a la que se convertiría en su historia más famosa hasta la fecha.
Según ella, y consciente de lo extraño que puede llegar a sonar, pues esta es una ficción, a Connell y Marianne no los creó, sino que los conoció cuando empezó a escribir su novela como quien conoce a cualquier otra persona. Él era el chico popular de la clase, jugador de rugby y estudiante de matrícula. Ella, la chica rara y rica a la que se la veía deambular por los pasillos sin saber nunca en qué pensaba.
Y su historia de amor, y cómo evoluciona a lo largo del tiempo, cuando van a la universidad, se distancian y se vuelven a encontrar y reconectar, es tan solo la inevitable consecuencia del primer gran amor de juventud. 'Normal People' Cinemanía Es, también, una contradicción en su sencillez, pues no hay nada de sencillo en esos primeros sentimientos que se prolongan durante años, menos todavía cuanto más joven se es, pero sí en la manera de representarlos, sin artificios ni pretensiones ni rebuscadas historias que distraigan de la más sencilla y complicada de todas, esa que Marianne está dispuesta a vivir desde sus años de colegio, pero con la que Connell no hará las paces hasta muchos años después, cuando las tornas se giren y sea él quien necesite ese apoyo que solo se encuentra en la trilladamente llamada "persona indicada". Esa que habla de la valentía de amar, dejarse amar, perderse a uno mismo y encontrarse en la otra persona.
La misma sencilla y complicada historia que habla también de crecer juntos aún estando separados y de todos los otros sentimientos no románticos que vienen en el contrato de pasar de niño a adulto, cuando el papel que el mundo te había dado en el instituto resulta no ser ni imperecedero ni inamovible y descubres lo que es la ansiedad social, la verdadera amistad, la depresión o la pérdida de un amigo que fue cercano. También la pérdida de la propia identidad. La mala: aquella que te recuerda que no sabes qué hacer ni hacia dónde ir.
Y la buena: aquella que provocas voluntariamente cuando decides dejar entrar a otra persona en tu vida y convertir el "yo" en un "nosotros", incluso cuando ninguno de los dos se decide a dar el paso definitivo. 'Normal People' Cinemanía El verdadero final feliz Sobre todo esto admitió Edgar-Jones saber mucho en aquella entrevista. "Todavía pienso: '¿Cuándo voy a saber quién soy?'.
Y siento un poco de síndrome del impostor. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Me está permitido?".
Con dudas, pero sin parar, este camino de autodescubrimiento en Hollywood la llevó a protagonizar grandes éxitos como la también adaptación literaria La chica salvaje, el thriller Fresh, coprotagonizado por Sebastian Stan, y la ya mencionada película del verano junto a Glenn Powell. Un camino que tampoco ha hecho sola aunque, como les pasa a sus personajes, Mescal y ella no hayan conseguido coincidir en ningún otro proyecto. "Es uno de mis mejores amigos y ha tenido una presencia muy sólida en mi vida y en mi trabajo.
Estábamos tan verdes cuando empezamos…", recordaba sonriendo tras indicar que su compañero había protagonizado Desconocidos y Aftersun y estaba a punto de convertirse en el Gladiator II de Ridley Scott –entonces todavía no se sabía que Mescal también acabaría dando vida a Paul McCartney en las futuras películas de The Beatles–. "Nunca me habría imaginado que Normal People habría pegado tan fuerte ni que Paul y yo acabaríamos donde estamos ahora. Aquella serie fue el mejor regalo del mundo, de verdad.
Es una locura". Una bonita locura. 'Normal People' Cinemanía ¿Quieres estar a la última de todas las novedades de cine y series?
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